Le han mentido a Sheinbaum (tercera parte)

Redacción
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La oferta extrahotelera

Yo, ciudadano

Gustavo Martínez Castellanos

Opinión/Acapulco; Guerrero, a 29 de abril de 2025.- Al menos en el caso de Acapulco, el problema de la oferta extrahotelera fue denunciado hace un cuarto de siglo, 26 años, es decir, un poco antes de que se acabara el milenio anterior.

Los hoteleros locales que desde más de medio siglo iniciaron la industria en este puerto pugnaban por “piso parejo”, por “trato justo”, porque “el gobierno dejara de solapar y de beneficiar a quienes hacen competencia desleal”.

En pocas palabras, pedían que se cumplieran las leyes que a ellos les aplicaban: impuestos, licencias, restricciones, servicios, empleados, sindicatos, remodelaciones, sanidad, seguridad y un larguísimo etcétera que a la oferta extrahotelera no se le aplica.

Por aquellos años aún privaba una idea un tanto tradicional de la hotelería y del turismo, pero con el auge de las nuevas tecnologías, tales como internet, esa idea vino a ser obsoleta, ya que, incluso, las agencias de viaje colapsaron y el cliente podía hacer todo desde una plataforma. Todo.

La nueva idea de negocios de hotelería y turismo tomó nuevos rumbos y la oferta extrahotelera se acomodó a los cambios al abrir plataformas en las que ofertaba con mayor éxito sus servicios, pero seguía sin pagar impuestos y sin cumplir con todos los ordenamientos arriba señalados y, algo más, ingresó a nuevas dinámicas de operación.

El año 2022, en diario El sol de Acapulco se reportó que había una oferta extrahotelera de 22 mil cuartos y que por su magnitud rebasaba a la oferta hotelera misma.

¿Cómo es posible que los gobiernos de los tres niveles dejaran escapar esa cantidad de impuestos? ¿Cómo es posible que dejen ir tanto dinero en licencias? ¿Cómo es que no hayan pensado que tan sólo en multas las direcciones de finanzas podrían verse altamente beneficiadas?

Y todo eso sin contar con los aspectos adyacentes, ¿cuáles son esos?

Es muy sencillo, vea usted un recibo de la Comisión Federal de Electricidad y preste atención a todos los rubros que usted tiene que pagar aparte de su consumo de energía. Sólo por señalar los más importantes está el IVA (Impuesto al Valor Agregado) y está Alumbrado Público (DAP). Este pago es una maravilla de recaudación de dinero para la CFE, pues si el usuario vive en una residencia ésta paga por la luminaria de alumbrado público que el gobierno ha puesto en la calle frente o cerca de su casa.

Pero si el usuario vive en un edificio de treinta departamentos, cada departamento debe pagar por el mismo foco que el gobierno ha puesto frente o cerca de su casa. Un dineral.

En el caso de los negocios, el empresario tiene que pagar varias licencias, es decir, si es un restaurante, debe pagar por cada concepto, es decir, sanidad, comida, bebidas, bebidas alcohólicas y un largo etcétera que incluye a Ecología, Protección Civil, Protección (policía) y una “expedición de tarjetón, que, en el caso de Acapulco, Félix Salgado impuso siendo alcalde sólo porque al empresario se le daba una mica, misma que salía en diez veces su valor en cualquier establecimiento.

En el caso de otro tipo de comercios, por ejemplo, papelerías, el rubro de Ecología no debería existir, las papelerías no contaminan, pero, aun así, el gobierno municipal cobra ese impuesto.

Y en el caso de Protección, es decir, policías, tampoco debería existir ese impuesto en México y menos aún en Acapulco, Guerrero, en donde las extorsiones y el cobro de derecho de piso son impuestos sangrientos que en muchas ocasiones derivan en el asesinato de los empresarios o en la quema de sus negocios y de sus propiedades si no lo pagan.

De esa forma vemos que al empresario que comete el error de cumplir con sus obligaciones de ciudadano se le carga la mano por todas partes.

Y al mismo tiempo vemos que, en materia de tiendas y otros servicios, al comerciante ambulante no se le cobra nada de eso.

Es más, el comerciante ambulante paga una cuota al gobierno y fuera de eso no paga ni la luz que se roba del alumbrado público.

Bueno, pues la situación entre la hotelería formal y la oferta extrahotelera tienen la misma problemática: mientras al hotelero formal se le cobra por todo, al de la oferta extrahotelera se le permite ejercer sin pagar nada.

La pregunta, nuevamente, es: ¿por qué permiten los tres órdenes de gobierno la existencia de la hotelería informal tanto como el ambulantaje?

En Acapulco, al menos, la conversión de la oferta extrahotelera en hotelería formal reportaría una enorme cantidad de dinero al gobierno municipal y, además, permitiría una competencia justa entre ambas propuestas; lo que es aún mejor, el turista tendría amparados sus derechos si los tres órdenes de gobierno regularan a las hospederías informales en caso de accidentes, robos o crímenes tales como sobre costo, incumplimiento de servicios y algún tipo de abuso por parte del personal.

Pero ni el gobierno de Acapulco ni el gobierno estatal quieren regularizar la oferta extrahotelera, como tampoco quieren regular al comercio ambulante, aun cuando cuentan con todos los elementos propios para ello: la Dirección de Reglamentos y Espectáculos cuyos inspectores visitan a los comercios establecidos para amenazar a los dueños, para multarlos y para clausurarles los locales.

¿Por qué sólo se ceban con el empresario cumplido?

¿Por qué no hacen lo mismo con el comercio ambulante y con la oferta extrahotelera?

Hay muchas respuestas. Al menos, en el caso del comercio ambulante, se argumentaba que estas personas no tenían ni los medios ni la posibilidad de abrir un negocio y que el ambulantaje era la única forma que ellos tenían de llevar el pan a su mesa, sin embargo, los grupos de comerciantes ambulantes crecieron tanto que adquirieron tanto poder que muchos de sus dirigentes son muy ricos y algunos han llegado a ser regidores y hasta diputados.

Algunos han apoyado campañas gubernamentales o tienen su dinero invertido en lucrativos negocios o en paraísos fiscales.

Lo que es peor, en el momento climático del ascenso del narcotráfico en México se especuló que muchos de esos líderes no sólo se habían aliado a poderosos cárteles de droga sino que obligaban a sus protegidos a venderla al público en sus puestos callejeros.

¿Quién nos puede asegurar que no pase lo mismo con la oferta extrahotelera?, sobre todo, si vemos que ha llegado a ser tan grande y poderosa que los mismos empresarios de hotelería tradicional se quejan de que les presentan competencia desleal.

En esta Semana Santa, la alcaldesa de Acapulco prohibió, contradiciendo a la presidenta Claudia Sheinbaum, que los turistas acamparan en las playas. “Hay suficientes cuartos de hotel”, pontificó sin advertir que los 15 mil cuartos de hotel que ella pregonaba que hay en el puerto iban a ser insuficientes para albergar a las olas de vacacionistas que arribarían al puerto.

Por supuesto, ella no hablaba de la oferta hotelera, sino de la oferta extrahotelera.

¿Por qué hizo esto?

¿Qué interés mayúsculo tiene en promocionar un emprendimiento que viola todos los reglamentos que ella dice guardar y hacer efectivos?

¿Tiene fuertes nexos con los conglomerados que hacen operar a la oferta extrahotelera?

¿O sólo se trata de que, como con el comercio ambulante, los empleados de su ayuntamiento cobran esas cuotas cuyo dinero jamás ingresa a las arcas públicas y van a parar a los bolsillos de la alcaldesa?

¿O acaso tiene miedo de enfrentarse a ellos porque están respaldados por fuerzas más poderosas que el estado?

Y si es así, ¿no se habrá percatado de que al solapar tanto a ambulantes como a la oferta extrahotelera le da un espaldarazo a los carteles de drogas si es que éstos están trabajando con las áreas informales de la economía local?

Una pregunta más: ¿Por qué permite el gobierno de Evelyn Salgado que en éste y otros municipios las cosas operen de esa forma tan oscura? ¿Por qué?

La presidenta Claudia Sheinbaum dijo al final de la Semana mayor: Acapulco se ha recuperado.

Sin embargo, si ambas funcionarias, Evelyn y Abelina no le reportan el desastroso estado en el que naufragan los más grandes municipios y la entidad toda, obligan a la Ejecutivo Nacional a mentir.

La que es peor, la obligan a respaldar, a causa de su ignorancia, el negrísimo estado de cosas que priva en Acapulco y en Guerrero.

A menos, claro está, que la presidenta esté enterada de todo esto y prefiera mentir por cuenta propia debido a que ese dinero que de forma oscura recaudan los municipios va a parar a MORENA, el partido de la doctora Sheinbaum.

Si las cosas son así, es verdad, el PRI no ha muerto, sigue vigente en cada cochupo y en cada transa que los nuevos gobiernos hacen y que de forma velada son santificados desde cada Mañanera.

Nos leemos en la crónica

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