Queridas compañeras y compañeros:
CDMX, a 04 de mayo de 2025.- Hace algunos meses, en el último congreso de Morena, el 22 de
septiembre de 2024, decidí tomar licencia de nuestro partido, pues a partir del
1 de octubre iniciaría mi función como presidenta constitucional de los Estados
Unidos Mexicanos. Mi intervención en dicho Congreso versó sobre la historia de
nuestro Movimiento y lo que, desde mi perspectiva, son nuestros principios y
nuestras causas.
Considero importante, aun cuando pedí licencia, recordar
aquel discurso y hacer algunas modestas sugerencias a la dirigencia de Morena,
por el bien de nuestro país, nuestro pueblo y de nuestro Movimiento.
Nunca hay que olvidar
que nuestro Movimiento se formó a lo largo de decenas de años, conjuntando a
cientos de miles de mexicanas y mexicanos que veníamos de diferentes luchas:
estudiantiles, obreras, campesinas, contra la represión, por la democracia,
contra la corrupción, contra el neoliberalismo.
Distintas generaciones convivimos y seguimos a un hombre que,
como los grandes de nuestra historia, nos enseñó a no rendirnos, a no claudicar
en la defensa de nuestro pueblo y nuestra Nación. Andrés Manuel López Obrador
demostró ser un verdadero líder social y político con principios, pensamiento,
acción, convicción y visión.
En su camino, se ganó el corazón del pueblo y lo conservó y
conservará siempre, pues no solo no traicionó nunca su confianza, sino que
cumplió como dirigente y cumplió con creces como presidente. Además, en el
proceso supo recuperar la memoria histórica, empoderar y restablecer la
dignidad de nuestro pueblo y de nuestra patria.
Mientras se hacían acuerdos de cúpulas en contra del pueblo y
de la Nación, algunos decidimos caminar en la construcción de una nueva
organización política. El objetivo siempre fue transformar a México por la vía
pacífica y electoral para dejar atrás el modelo de corrupción y privilegios y
construir el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo.
Con razones y argumentos, tocando puerta por puerta, hablando
con millones de personas, repartiendo el periódico Regeneración, haciendo
asambleas en el territorio, fuimos conformando el Movimiento de Regeneración
Nacional.
Tres años después, convenciendo a millones de mexicanas y
mexicanos a unirse al movimiento, se conquistó la presidencia de la República,
poco más de seis años después, podemos decir con certeza, que la Cuarta
Transformación es una realidad. Nuestro país es más justo, libre, democrático y
soberano, de lo que era antes del 2018.
Se demostró que es posible un nuevo modelo de desarrollo. Se
probó que cuando hay honestidad y la economía se riega desde abajo, hay
resultados. En este proceso, el pueblo de México reconoció la fuerza de su
unidad, de su historia y de su dignidad y hoy está más consciente y empoderado
que nunca.
Obtuvimos casi el 60% de la votación y la mayoría calificada
en las cámaras de diputados y senadores. Morena y nuestros aliados, nuestro
movimiento ha ganado 23 gubernaturas y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de
México y la mayoría de los congresos locales.
En estos meses, hemos mantenido nuestro rumbo, hay honradez y
responsabilidad en el manejo de los recursos públicos, se mantienen y aumentan
los programas de bienestar que apoyan a más de 30 millones de familias.
Los pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes
fueron reconocidos como sujetos de derecho y reciben por primera vez un
presupuesto, que ejercen de manera directa. El empleo formal sigue creciendo,
hay estabilidad macroeconómica y se defiende la soberanía con dignidad y
compromiso. Este primero de junio se llevará a cabo una elección histórica. Por
primera vez elegiremos al Poder Judicial.
Recordemos siempre, que el reconocimiento de nuestro gobierno
es porque el pueblo sabe que estamos cerca y que nunca vamos a traicionar. Que
ejercemos el poder con humildad y que consideramos el recurso público sagrado.
Informamos todos los días y recorremos el país con cercanía y pasión.
Por todo ello, me permito recordar los puntos que presenté en
aquel congreso y sugiero que sean considerados por todas y todos, como
principios ético-políticos de nuestro Movimiento.
1. El valor de
la unidad. No creo exagerar al decir que somos el movimiento social y político
más fuerte de todo el planeta, porque tenemos un pensamiento claro y principios
sólidos. No es trivial la unidad que hemos logrado, miren otros movimientos en
el resto del mundo y vean a la derecha mexicana en una división interna
sustentada en el incumplimiento de pactos sin escrúpulos.
Porque la UNIDAD en nuestro Movimiento de transformación se
construye con base en principios, en las causas por las que siempre hemos
luchado, en el reconocimiento de que juntos somos invencibles y en la madre de
todos nuestros anhelos, el bienestar del pueblo de México y el interés supremo
de la patria, que están por encima de cualquier interés personal. No apostemos
nunca a la división.
No caigamos tampoco en el sectarismo, ni por el contrario, en
el exceso de pragmatismo sin principios. En su libro Gracias, Andrés Manuel
López Obrador nos recuerda “Los políticos no se dividen entre buenos y malos,
se distinguen, sobre todo, por su forma de actuar ante determinadas circunstancias
“. La línea suele ser delgada, pero “hay que combinar principios con eficacia.
Con más razón ahora que existe una derecha neofascista y voraz, se requiere la
unidad de todos los que nos situamos en el abanico de las fuerzas progresistas
“.
2. Todos los militantes de Morena deben conducirse con
honestidad, humildad y sencillez. La parafernalia del poder es del pasado de
corrupción y privilegios, no de Morena. No caigamos nunca en la frivolidad, en
el consumismo y la ambición por el poder y el dinero.
No es de nuestro
Movimiento viajar en aviones o helicópteros privados, o tener como anhelo
portar ropa de marca, o tratar mal a las personas, o andar con guardaespaldas y
un séquito de camionetas para ir de un lado a otro, o comer en restaurantes
caros.
Morena es humildad. Morena no mira a nadie de arriba abajo a
menos que sea para ayudar a levantarse. Hagamos de la solidaridad, la
fraternidad, el amor al prójimo, el amor al pueblo, los valores más
importantes.
Luchemos siempre contra la
discriminación, el racismo, el clasismo, el
machismo.
3. Las y los
legisladores no deben andar en congresos internacionales, usando recursos
públicos para viajar al extranjero a hacer turismo político. Solo se justifica
en una situación especial para una tarea indispensable.
Nuestro deber es estar con la gente, en el territorio.
Recordemos que Morena es el instrumento del pueblo de México.
Morena debe ser luz de honestidad y ejemplo en la sociedad.
4. Que nunca se
permita el amiguismo, el influyentismo y nepotismo. Es indispensable que aún
cuando en la Constitución se estableció que no puede haber candidatos en el
periodo inmediato de familiares en ningún puesto de elección popular hasta el
2030, Morena lo incluya desde 2027.
5. No a un partido de
Estado. El gobierno de la república cumple sus tareas para la transformación
del país y el partido cumple las suyas. Para ello nuestro partido debe
fortalecerse sin caer en corporativismos. La organización es para la
transformación.
La fuerza de Morena es la organización desde abajo. Sus comités de base, su contacto permanente con
el pueblo, como lo sabemos hacer, casa por casa entregando el periódico Regeneración.
6. Mantengan fuerte y sólido el instituto de formación
política, que consolide el humanismo mexicano como nuestro pensamiento y que
continúe con la revolución de las conciencias.
Sugiero
que se den lecturas básicas,
documentales y otros instrumentos a todos los militantes de nuestro Movimiento.
Todos y todas deben conocer la historia de México, la historia de la formación de Morena, los principios de nuestro Movimiento, los logros del periodo
del presidente López Obrador, los
principales proyectos y logros de nuestro gobierno.
7. Morena es Partido y Movimiento. La movilización social
para defender los derechos del pueblo de México y la consolidación de nuestro
pensamiento debe seguir siendo nuestra fortaleza. La organización política
tiene sentido cuando tiene causas. Esa causa es la defensa de la
transformación.
8. Los gobiernos emanados de Morena deben garantizar la
austeridad republicana y la cercanía con el pueblo y el principio de por el
bien de todas y todos primero los pobres.
9. No puede haber
colusión con la delincuencia, ni organizada ni de cuello blanco.
10. Garanticen que los candidatos y candidatas sean decididos
por el pueblo a través de las encuestas. Esta ha sido una de nuestras grandes
fortalezas. Fortalezcamos la comisión de elecciones y garanticemos que la
comisión de encuestas realice con transparencia y rigor metodológico la
selección de candidatos. Mientras sigan existiendo las y los candidatos
plurinominales garanticen que sean emanados de tómbolas en el marco de los
estatutos del partido.
Para la definición de las y los coordinadores de la
transformación en estados y municipios considero importante que NO se permita
el uso de anuncios espectaculares, la promoción de servicios privados, las
campañas de odio en contra de otros participantes en las encuestas y
evidentemente el uso de recursos públicos. Casa por casa, volantes, trípticos,
carteles, deben ser siempre nuestra forma de comunicación.
¿Qué nos distingue a
nosotros? ¿Qué somos? Humanistas que amamos nuestra patria y tenemos un
profundo amor al pueblo de México y a nuestra historia.
Nos indigna la discriminación, el clasismo, el racismo y el
machismo, la desigualdad y la pobreza y lucharemos hasta el último día de
nuestras vidas porque las y los mexicanos puedan comer tres veces al día comida
saludable, puedan tener acceso a la educación, a la salud, al vestido y a la
vivienda.
Lucharemos por la defensa de México y las y los mexicanos. No
creemos en el consumismo ni el poder del dinero, ni en la avaricia y no, no nos
arrodillamos frente al poderoso. Creemos en un México de libertades, de
justicia, un México soberano, de democracia verdadera donde el que mande
siempre sea el pueblo de México.
Recordemos que el compromiso con el pueblo y la historia es
grande e implica darlo todo.
No podemos olvidar de dónde venimos, de lo contrario
olvidaremos a donde vamos. No es llegar al poder por llegar, no es la ambición
personal lo que debe guiarnos, sino el bienestar del pueblo.
Recordemos siempre que el fin nunca justifica los medios,
pues si en el camino se pierden los principios, será difícil recuperarlos.
Interioricemos que en las formas de hacer política debe distinguirse nuestra
honestidad.
Pensemos siempre que el poder es humildad. Esos fundamentos
son lo que nos han permitido reconstruir nuestro país y sacarlo adelante
después de la larga noche del neoliberalismo.
No nos confiemos. Es mucho lo está en juego, el presente y el
futuro de nuestra nación. Con el pueblo todo, sin el pueblo nada.
Claudia Sheinbaum Pardo