/Misael Habana de los Santos
¿Será —y lo digo con ese olfato que da el oficio y la
sospecha— que en este grupo compacto que hoy se reunió en Ciudad Renacimiento
pudiera estar quien sí hará la candidatura de Morena al gobierno de Guerrero en
2027?
La pregunta no es gratuita: el informe de los diputados
federales celebrado en las oficinas de la Asociación Ganadera olió a destape.
No fue del todo, pero sí pareció el viejo ceremonial priista que el morenismo
reproduce con una sonrisa moderna y la liturgia intacta: banda de música,
porras coreografiadas, colas de hombres y mujeres con papeles bajo el brazo,
peticiones, favores y un público en ebullición entre el calor, el sudor y el
aplauso inducido.
Hasta los dinosaurios tuvieron palco. Viejos priistas de
abolengo —de esos que sobrevivieron a todos los sexenios— ocuparon lugares VIP
y fueron saludados con una cortesía que huele más a pacto que a olvido. Allí
Mario Moreno, Miguel Mayren, toda la gente que ha seguido al ahora diputado
morenista Javier Taja, etc.—Y ahí, entre el murmullo popular, un grito se
repitió con insistencia: “¡Gobernadora, gobernadora!” Que también se confundía
con “Senadora, Senadora”.
Pero no era para Evelyn Salgado —la actual mandataria,
saludada con respeto por los oradores— ni para Abelina López Rodríguez, la
alcaldesa del puerto. El clamor era para Beatriz Mojica Morga, senadora guinda
y epicentro político del acto.
Mojica, flanqueada por Alfonso Ramírez Cuéllar y Héctor
Ulises García —quien fue representante en Guerrero de la presidenta Claudia
Sheinbaum cuando fue candidata—, encabezó lo que pareció más que un informe:
una demostración de fuerza. El grupo mostró músculo, cuadros y estructura; una
alineación que bien podría definir la ruta interna de Morena rumbo a 2027, y de
paso dejar claro que el control territorial del partido en Guerrero está en
disputa.
El mensaje y el fondo
Arturo Martínez Núñez, del Comité Ejecutivo Nacional de
Morena, habló de “volver al origen”: casa por casa, comité por comité, como en
los tiempos fundacionales del movimiento. Propuso un plan municipalista de
cinco servicios básicos —agua, drenaje, bacheo, alumbrado y basura— y un “día
del pueblo” semanal para que los alcaldes atiendan directamente a la gente.
Morena, dijo, “no es un partido de oficina, sino de calle y plaza”.
Luego vino Alfonso Ramírez Cuéllar, con su tono de viejo
barzonista que nunca pierde la combatividad: explicó que la legislatura actual
ha sido una de las más productivas, destacó la reforma al artículo 123
constitucional —“enterramos 40 años de deterioro salarial”— y habló del sueño
de la Cuarta Transformación: proteger al pueblo de la cuna a la tumba.
Prometió para Guerrero 50 mil viviendas y agua potable para
todos, además de una cruzada contra el “mercado negro del agua” y la extorsión
que carcome al país. “Que nadie se atreva a robarse el dinero del pueblo”,
repitió, citando a Sheinbaum como mantra moral y advertencia política.
Mojica y la señal
La senadora Mojica Morga, más que una oradora, fue el eje
simbólico del encuentro. Habló de rendir cuentas en colonias populares, de
trabajar “desde abajo” y de que Guerrero es “tierra de pasión y lealtad”.
Reivindicó la cercanía con el pueblo como esencia del movimiento y lanzó una
frase que cayó como consigna entre los presentes:
“El poder solo tiene sentido cuando se pone al servicio de la
gente.”
A su lado, Héctor Ulises García, representante del círculo
más cercano de la presidenta, cerró con mensaje directo: en Guerrero debe
profundizarse la transformación y construirse un estado de bienestar real, con
participación ciudadana, vigilancia popular y organización desde abajo. “Morena
—dijo— es solo un vehículo, el poder lo ejerce el pueblo.” Envió el mensaje, te
lo digo Jacinto para lo que entienda Félix.
Epílogo bajo la techumbre
El acto terminó con vítores, selfies y abrazos en cadena. La
banda volvió a tocar. Afuera, la lluvia de estos días seguía mojando los
charcos de Renacimiento, como recordando que Acapulco sigue en reconstrucción.
Pero adentro, el clima era de euforia política.
En los discursos se habló de democracia, honestidad y
transformación; en los gestos, de alianzas, proyectos y futuro. Y el futuro
—por lo que se vio— ya comenzó a dibujarse con el rostro de Beatriz Mojica
Morga en el centro del escenario, saludando entre aplausos y promesas. En el
templete estuvo Celeste Mora, Alberto López Rosas. Abajo perredistas históricos
Adolfo Plancarte, Refugio Chamú y más.
Sí, huele a destape.
Y en Guerrero, como en los viejos tiempos, cuando huele a
eso… casi siempre es porque ya empezó la campaña.
Acapulco, 11 de octubre de 2025