/MISAEL HABANA DE
LOS SANTOS
Si las elecciones fueran hoy,
Morena volvería a ganar Guerrero con los ojos cerrados, con el piloto
automático y, si me apuran, hasta con una piña en la boleta. Así lo dice la
encuesta más reciente de Demoscopia Digital y La Jornada, y así lo siente cualquiera
que camine por los caminos de tierra, los mercados o los zócalos de este estado
donde el color guinda se volvió paisaje, destino y hasta superstición.
Porque en Guerrero —ese
laboratorio político donde la historia siempre huele a pólvora y mango maduro—
la 4T sigue viva gracias a la inercia de arriba, a los programas federales, al
discurso de continuidad y a la fe popular en que “la presidenta Sheinbaum no
nos va a dejar solos”. Esa es la fuerza real de Morena: no tanto la gestión
local, plagada de broncas, corruptelas, ocurrencias y sobrinos en nómina, sino
el hilo umbilical que aún conecta al sur con el centro, con la vieja promesa
del cambio que no termina de cuajar pero sigue dando esperanza.
La demoscopía, ese espejo
que miente bonito
Las encuestas, dicen los viejos
sabios de Coyuca, son como los espejos de cantina: devuelven lo que uno quiere
ver. Y esta, la de Demoscopia Digital, lo refleja clarito: Morena domina con
46.4% de las preferencias, mientras el PRI apenas araña el 7.4% y el PT se
queda con un 4.3%. El resto —ese 20% de indecisos— anda viendo a quién le da la
bendición.
No se necesita mucha ciencia para
entenderlo: el PRI es un cascarón, el PAN un rumor en Chilpancingo, y los demás
apenas sobreviven del reciclaje político o de las alianzas municipales donde el
presupuesto se reparte como botín de guerra.
Los nombres del tablero
Entre los hombres, el senador
Félix Salgado Macedonio vuelve a levantar la cabeza con 44.3%. El toro sigue en
la arena, curtido en pleitos, con su verbo ranchero y su olfato para el
aplauso. Pero sobre su cabeza pende, como la espada de Damocles, la ley contra
el nepotismo. Y no es un detalle menor: su retorno —entre discursos,
transmisiones en vivo, festival Acapulco mediante la reactivación de un muerto
vivo como es Televisa Acapulco la empresa que ha estupidizado a este país por
décadas y demás recursos públicos usados para su promoción— podría costarle un
choque directo con el centro, nada menos que con la presidenta Claudia
Sheinbaum, que ya ha dejado claro que los privilegios familiares no caben en la
nueva ética del poder.
Detrás, Pablo Amílcar Sandoval
apenas alcanza el 13.8%, como quien no encuentra la melodía en la fiesta.
En la rama femenina, Beatriz
Mojica Morga toma la delantera con 22.5%, seguida de cerca por la alcaldesa de
Acapulco, Abelina López Rodríguez, con 19.4%, y por Esthela Damián Peralta, que
va creciendo con 18.6%, como quien llega sin ruido, pero con paso firme.
Guerrero rumbo al 2027
El panorama es tan claro como
paradójico: Morena no gana por lo que hace, sino por lo que los demás dejaron
de hacer. En Guerrero no hay oposición, hay espectadores con registro. No hay
proyecto alternativo, hay nostalgias mal digeridas.
Así, mientras los gobiernos
municipales se ahogan entre la falta de recursos y el cáncer del nepotismo, y
los estatales sobreviven colgados del presupuesto federal, el guerrerense
promedio sigue votando por la marca, no por el rostro. Por el símbolo, no por
el programa.
Y mientras eso ocurra —como bien
dice la sabiduría popular—, hasta una piña bien colocada en el logotipo guinda
podría ganar la elección del 2027.
Acapulco, a 19 de octubre de 2025