Yo, ciudadano
Gustavo Martínez Castellanos
La oposición despotrica contra este nuevo ente de la 4T que
ha sido promocionado por el oficialismo como un avance en la vida republicana
de México.
Y es que la oposición no llegó a pensar que el nuevo gobierno
podría desmantelar el anterior aparato judicial debido precisamente al poder
político y económico que la misma oposición poseía.
Y, también, debido a un hecho fundamental: suponer que ese
hoy anterior aparato contaba con todas las herramientas legales y no legales
para perpetuarse.
Visto así, la oposición llegó a imaginar a ese aparato
judicial, hoy defenestrado, como un ave fénix que cada vez que se acercaba su
caducidad milagrosamente renacía de sus cenizas e iniciaba un nuevo ciclo
poniendo todo lo que la esfera a su alcance tenía a favor de la actual
oposición.
De esa forma, ellos estarían sempiternamente protegidos por
semejante entidad judicial y, de esa misma forma, continuarían siendo
intocables por la ley y la justicia en México para poder continuar medrando
gracias a todas las taras que aquejan al sistema.
Pero el fin de ese esquema hoy tocó a la puerta de la vida
republicana en México y ese anterior estado de cosas terminó siendo desechado.
La oposición, por eso, se siente huérfana, traicionada y muy
vulnerable.
Sobre todo, porque siente que el nuevo aparato judicial se
erige y se empodera comiéndose a todos esos opositores a la 4T.
Así, se sienten víctimas propiciatorias de una bestia
insaciable de sangre, y llevan meses sintiendo que de un momento a otro serán
conducidos al cadalso y que así terminarán siendo ejecutados en aras de los
nuevos tiempos.
Todo un cuadro de paranoia.
Hace muchos años, cuando me inicié en el periodismo siendo
aún muy joven, comenté el lamentable estado de la justicia en México y adelanté
que seguramente había una fuerza muy poderosa que torcía todo y que imponía
oscuras normas para que la justicia brillara por su ausencia.
Un viejo periodista, amigo de mi padre, me abrió los ojos: No
hay tal cosa, dijo, todo es tan simple como el hecho de que una averiguación
previa sea redactada mal a propósito para que quien agrava o delinque jamás
reciba castigo y, el agraviado, jamás reciba justicia.
Así de fácil.
MORENA, ya lo vimos y lo comprobamos, no es un piquete de
santos.
Y México, también ya lo vimos, sigue siendo un país en el que
es casi imposible que la ley se respete o llegue a regir.
El día de ayer, primero de enero de 2025, dijeron los actores
de esta nueva zarzuela, inicia un nuevo México.
Uno en el que la buena justicia por fin será rectora de la
vida republicana.
Pero es de no creerse, sobre todo porque hasta hoy día no se
ha sabido de republicanismo alguno que no practique actos de corrupción.
Sólo basta con que alguna pequeña pieza de la nueva
maquinaria legal inicie a hacer discretamente mal las cosas a propósito para
que el nuevo aparato legal se reajuste a sí mismo y vuelva a los viejos vicios
y vuelva, a su vez, a poner todo a favor de los poderosos.
¿No es así como MORENA se ha llenado de corruptísimos
opositores?
¿No es así como la ostentación, la mentira, el hurto, el
nepotismo y la corrupción han sido poco a poco vueltos a ser abrazados por casi
todos los políticos de la 4T?
¿No es así como nos hemos ido enterando de que muchos
morenistas de hueso guinda (colorado) son también narcopoliticos?
La oposición puede estar tranquila. Sus intereses y sus
privilegios están seguros. Como en esa novela de Giuseppe di Lampedusa, todo
cambia para que todo siga igual.
Y la 4 transformación se va transformando en todo aquello que
hace siete años denostaba.
Creo que nadie en el universo morenista podía haberlo dicho
mejor que la alcaldesa de Acapulco, Abelina López: En México, todo se puede.
Al tiempo...
Nos leemos en la crónica
12 de septiembre de 2025