En el abandono institucional 550 niños que viven en albergues e internados rurales en Guerrero

Redacción
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*La crónica de una denuncia por la búsqueda de justicia social en La Mañanera del Pueblo

/VERÓNICA CASTREJÓN ROMÁN

Ciudad de México, a 12 de julio de 2025.- Con la ironía por delante, en medio de la conmiseración y el reclamo, la voz del periodista Marco Antonio Olvera, ayer, en La Mañanera del Pueblo, descubrió la tragedia: 550 niñas y niños de entre 6 a 14 años, en internados y albergues olvidados por las instituciones obligadas a atenderlos, sobreviven y estudian en las zonas rurales de Guerrero.

Yo le traigo un tema; voy a titular a esta exposición como “La crème de la pobreza en el siglo XXI en México”, sorrajó el periodista ante una atenta presidenta de la República que agradeció la información y se comprometió a atenderla “con gusto”.

Atención que desde hace muchos años no reciben los pequeños y pobres estudiantes de primaria a los que se les asignan 30 pesos diarios para su desayuno, comida y cena, y 3 pesos para los fines de semana, informó el reportero, quien abundó que tales albergues fueron creados desde el gobierno de Lázaro Cárdenas.

“Ya se vio a la SEP, que encabeza el titular de la misma, y a la subsecretaria, y dijeron que “lo iban a ver”, soltó el reportero del periódico digital Hidalgo News”. Y enseguida expulsó el reproche con un dejo de indignación: “Yo creo que eso no es una cuestión de ver, es un tema de carácter de urgencia, presidenta, porque son niños violentados, son niños que viven en las serranías apartadas de Guerrero que no han sido atendidos durante más de 30, 20 años”.

El estado de Guerrero dijo, cuenta con ocho albergues y tres internados. Comentó que los Albergues Escolares Rurales son centros destinados a facilitar el acceso a la educación primaria a niñas y niños de 6 a 14 años que provienen de comunidades dispersas o de familias con pocos niños en edad escolar.

Ahí les “ofrecen”, informó, servicio asistencial, hospedaje, alimentación, vestuario, cuidado de la salud y recreación, y también ofrecen servicios de apoyo educativo; es decir, actividades complementarias al proceso de enseñanza aprendizaje aprovechando el tiempo libre.

El internado es un espacio en el que las niñas y los alumnos de 3° a 6° grado, es decir, que tienen una edad que oscila entre 7 y 15 años, viven y estudian ahí mismo.

Y los enumeró enseguida: El Albergue 22, en Zirándaro, Tierra Caliente; el Albergue Escolar número 23, “Amalia Bribiesca” en La Unión; el número 24, situado en José María Izazaga; el 25 y el 26 en el Alto del Camarón, en Acapulco; el albergue número 27, en Tlacotepec; el número 28, “Sor Juana Inés de la Cruz” en Pilcaya; el 29, “Niños Héroes”, ubicado en Coronillas, municipio de San Miguel Totolapan, y los internados número 20 en Coyuca de Catalán, el 21 en Tixtla y el 12 localizado en Alpoyeca en la región de la Montaña. Todos en el estado de Guerrero.

Con un promedio de cupo de 20 a 50 niñas y niños a los que, por si fuera poco, en días festivos les quitan esos 30 pesos que les entregan diario para desayunar, comer y cenar.

El problema, le explicó Marco Antonio Olvera a la presidenta Sheinbaum, es que “estos niños son rurales”, y sus escuelas-albergues-internados, por tener una determinada asignación, no pertenecen ni a “La Escuela es Digna” ni reciben tampoco la beca que todos los niños mexicanos reciben por acudir a las escuelas, “obviamente: los libros, los uniformes, los tenis y demás”.

“Estos niños, presidenta, viven en el total olvido, porque 30 pesos para comer diario es de Ripley”, calificó para colocar en algún lugar lo inverosímil.

Y entonces, le preguntó: “quisiera saber si, ¿usted como jefa del Ejecutivo podría girar instrucciones para que se atiendan las necesidades de estos niños?”:

“Las cocinas son deplorables, los colchones donde duermen no se han cambiado desde hace 20 años, los sanitarios dejan mucho que desear. Y no sé qué podríamos hacer o que se podría hacer, presidenta, para que la SEP los considere”.

Y le pidió lo elemental: que los albergues y los internados se consideren unas escuelas dignas de recibir el apoyo que todas las escuelas en el país reciben; “y que estos niños también reciban el apoyo que los niños del resto del país gozan; sería un acto de justicia social que, además, corresponde al sentido de humanidad que usted tiene”.

Claudia Sheinbaum elaboró una respuesta que tiene que ver con la identificación de esas escuelas en el estatus oficial:

“Lo primero que hay que ver —y se lo vamos a instruir a Mario Delgado (secretario de Educación en Guerrero, que ya le había dicho al reportero que “lo iba a ver”)— es, si tienen clave estas escuelas, porque es probable que no estén reconocidas por la Secretaría de Educación Pública (SEP) a lo mejor, hay que ver por qué, hay que ver cómo”, se acomidió con gusto la presidenta.

Por la tarde, en el programa radiofónico, Al Tanto Guerrero, el secretario de Educación en Guerrero, Ricardo Castillo Peña, corroboró que sí, que esos albergues e internados sí son responsabilidad de la dependencia que él dirige, a través de la Dirección General de Educación Primaria y del área de Educación Indígena.

Y le corrigió el dato al periodista Marco Antonio Olvera: No. No se les entregan 30 pesos a cada niño, sino 32, para su desayuno, su comida y su cena. 

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