/Gustavo Martínez Castellanos
Ante la falta de agua en las colonias populares de Acapulco, los reporteros preguntaron a la alcaldesa de Acapulco sobre esta escasez y ella respondió que sí había agua y luego abundó: "La prioridad siempre es la Costera" (Miguel Alemán, la más importante avenida del puerto).
Ante esto las críticas y los señalamientos contra la alcaldesa fueron desde la señalización de su clasismo hasta el tremendo cinismo de su aseveración, porque, en realidad, no hay agua en las colonias populares.
Es verdad, la prioridad es la Costera, pero según el decir
los priistas y después, de los perredistas, "de ahí comemos todos".
La Costera trae riqueza, empleos, desarrollo y diversión para
todos, tanto para locales como para nuestros visitantes.
Este discurso engañoso que el alcalde Zeferino Torreblanca
Galindo resumió en la frase demagógica: "Cuidando al turismo te cuidas tú
mismo", era la principal frontera ideológica que atrincheró durante
décadas a cada alcalde de Acapulco contra los reclamos de los acapulqueños
pobres.
Porque no sólo había agua en la Costera y todos sus hoteles y
restaurantes, también había agua en Costa Azul y en Las Brisas y en Acapulco
Diamante.
Esa misma trinchera ideológica blindaba a la Costera de la
aplicación de la ley: si eras gerente o dueño de un hotel en esa vía podías
gozar de todas las prerrogativas habidas y por haber: no pagar multas,
atropellar a alguien con tu auto y no responder jurídicamente, vender
estupefacientes y no ser reprendido siquiera e, incluso, no pagar impuestos.
Los empresarios y los inversionistas traen dinero a Acapulco,
generan empleos y riqueza, solían repetir los diarios de aquel entonces. Y
merecen un trato especial.
La Costera, los ricos y los inversionistas eran y siguen
siendo sujetos de régimen de excepción: son intocables.
Eso es lo que quiso decir Abelina: Nada importa más en
Acapulco que la Costera.
Aquí el problema no es que la alcaldesa contravenga el
discurso de su jefe político, Andrés Manuel López Obrador, ni que se pase por
el arco del triunfo los postulados de la 4T, ni que desdiga a Claudia Sheinbaum
con su frase Primero el pueblo, primero los pobres.
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No. Nada de eso importa. Lo que importa es que Abelina no
puede ver (y si lo ve no lo acepta) es que para que la Costera, sus hoteles,
sus restaurantes, sus condominios de lujo y sus vistosos malls funcionen
alguien tiene que echarlos a andar.
Así es. Aunque a nadie le importe ese pequeño detalle,
Acapulco no funciona sin sus pobres, es decir, sin sus empleados.
Porque alguien tiene que tender las camas en cada hotel,
alguien tiene que limpiar mesas en cada restaurante, alguien tiene que limpiar
las piscinas en cada residencia y en cada condominio, alguien tiene que pasar
un trapo en cada pasillo para que éstos luzcan relucientes.
Alguien tiene que arreglar los jardines, la carpintería, el
sistema eléctrico y el sistema de agua y de drenaje.
Vamos, alguien tiene que limpiar los excusados.
Todos esos trabajadores asalariados que en muchos casos son sobreexplotados, mal pagados y que sufren vejaciones y abusos todo el tiempo, mueven a Acapulco, no nada más los gerentes, no nada más los inversionistas, no nada más los dueños, no nada más los visitantes con alto poder adquisitivo.
La visión de Abelina no es simplista, es aterradora: ya es
una aliada del priismo rancio y podrido que abusó del poder y que erigió
torcida, corrupta, insegura y disfuncional a esta ciudad.
Con ese discurso, Abelina demuestra que ya olvidó que aquel
priismo (y el actual) era el enemigo.
Olvidó también que antes de ser alcaldesa fue lideresa de
colonos.
Y ha olvidado también que los trabajadores tienen derechos.
Derecho a una vida digna, es decir, una vida en la que los
satisfactores elementales nunca falten, entre ellos la seguridad (cosa que
Abelina ha olvidado completamente), movilidad y agua en sus hogares.
El olvido de Abelina resulta aterrador porque no le es
posible recordar que el trabajador requiere de agua en su casa ya no digamos
para lavar sus trastes, para limpiar sus estancias o para guisar.
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Empleado de CAPAMA corta un servicio por el que cobra, pero casi no otorga |
En resumen, que Abelina ha olvidado que el trabajador que
mueve a la Costera no requiere del agua en su casa como un privilegio o ni
siquiera como un derecho sino como un aditamento o una herramienta de su
trabajo.
Abelina no se ha dado cuenta (o tal vez sí, pero lo niega)
que la Costera ha terminado por devorarla, es decir, que ha terminado por hacer
de ella, otra inconsciente, demagoga y sucia burócrata que nada más ve por el
lucimiento de esa vía banal que todo lo consume, todo lo devora, todo lo exige
y todo lo tergiversa: los ricos no generan riqueza, quienes generan la riqueza
de todo el país son los obreros, son los trabajadores.
Abelina ha postulado como toda demagoga: "La Costera es
prioridad" y muchos medios igual de ciegos e ignorantes que ella repetirán
esa consigna y de esa forma normalizarán la falta de agua en las colonias donde
viven los trabajadores, los verdaderos generadores de la riqueza de toda
comunidad.
Es una lástima que Acapulco haya caído en manos tan
inconscientes, tan indolentes y tan ineficaces.
Es decir, es una lástima que Acapulco haya caído en manos del
viejo priismo ignorante y demagogo, pero ahora amparado por la siglas de
MORENA.
Amparado tras el rostro de Abelina.
Nos leemos en la crónica.
Acapulco; Guerrero, a 10 de agosto de 2025