/Misael Habana de los Santos
Dos veces, en dos escenarios distintos, los mensajeros del exgobernador
Ángel Aguirre Rivero intentaron obsequiar a la presidenta Claudia Sheinbaum un
“regalazo”. Dos veces, en público y con toda claridad, la presidenta y su
equipo respondieron: no gracias.
El primer intento ocurrió en San José del Ejido. Una mujer se
abrió paso entre la multitud y, con bolsa de cartón en mano, se acercó a la
mandataria:
—“Presidenta, un regalazo del licenciado Ángel Aguirre”.
Sheinbaum, sin dudarlo, respondió con sonrisa firme y frase
demoledora:
—“¡Uy, no, mi amor! Mándeles saludos, pero dígales que no recibo regalos de
ellos”.
La enviada era Liz Díaz, esposa de Eduardo “Lalo” Basilio,
eterno candidato en Ometepec, siempre al amparo del cacicazgo aguirrista.
Basilio fue secretario de la Juventud durante el gobierno de Aguirre y ha
intentado llegar a la presidencia municipal bajo todas las siglas que le abren
la puerta.
La segunda intentona fue más elaborada: el mismo sábado por
la noche alguien llevó la bolsa de papel estraza hasta el hotel donde se
hospedaba Lázaro Cárdenas Batel, jefe de la oficina de la Presidencia e hijo de
Tata Lázaro. La encomienda era clara: poner en sus manos el huipil de más de 50
mil pesos, tejido por una artesana de Xochistlahuaca, premiada a nivel
nacional. La respuesta fue idéntica: no se recibe el regalo.
Preguntas que arden
El gesto ético, celebrado por la militancia morenista de base
en Guerrero, abre interrogantes: ¿Qué sabe Sheinbaum de Aguirre y del
expediente Ayotzinapa, que carga como una losa desde 2014? ¿Quiso deslindarse
de un personaje señalado como presunto responsable de omisiones y complicidades?
¿Es un mensaje directo a los padres de los 43 y a los normalistas, previo a las
conclusiones de las investigaciones? ¿Impactará este desaire en las
aspiraciones políticas de Esthela Damián Peralta, subsecretaria de Prevención
del Delito, de la SSPF, a quien sus críticos vinculan con el cacicazgo de
Ometepec?
Aguirre ha presumido cercanía con la corriente cardenista
desde los tiempos del PRD, pero la negativa de Cárdenas Batel también pone
distancia. El junior, por instrucción expresa, evitó que la bolsita pasara de
la recepción.
En la región de Ometepec al desairado la gente le llama
afrenta’o. En Pinotepa Nacional, el maestro José Agustín Ramírez recogió un
verso que parece escrito para este episodio:
Yo no soy afrenta’o,
lo dice la gente ardida;
si te fuiste con otro,
peor pa’ tu propia vida
Y como en toda fiesta costeña, la chilena pone el cierre
entre zapateado y picardía: Y tirana nana vengo yo a cantar a Ometepec, que
siga y que siga el gusto, y que viva Ometepec.
Al final, como dicen mis paisanos, aquí no pasó nada, cosas
de la política. Dejen de chismear, aquí se rompió una jerga, y cada quien se va
pa’ su casa”.
Acapulco; Guerrero, a 25 de agosto de 2025