La paz vecinal

Redacción
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Análisis, 16 de febrero de 2025

/VERÓNICA CASTREJÓN ROMÁN

El pasado 13 de febrero, durante la sesión de Cabildo, el secretario de Seguridad Pública de Acapulco, Eduardo Arturo Bailleres Mendoza, expuso ante los regidores un ambicioso plan para fortalecer la seguridad en Acapulco.

Ahí, mencionó tres estrategias para reducir los índices delictivos en el puerto: Una, implica la creación de la Policía de Análisis e investigación; otra, la de un equipo de Reacción Táctica Policial y la tercera, se refiere a la implementación de una iniciativa denominada Justicia Cívica Acapulco. 

Interesantes e importantes, además de altamente necesarias las estrategias que ojalá empiecen a caminar pronto.

De esas tres propuestas de trabajo, la última mencionada, Justicia Cívica Acapulco, atañe a una mayor responsabilidad ciudadana en torno a la convivencia pacífica.

Se trata de un modelo que sigue el lineamiento del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que supuestamente permitirá mejorar la seguridad y convivencia ciudadana a través de la prevención del delito y la aplicación de sanciones restaurativas, en lugar de recurrir a la detención y sanciones económicas.

Hasta ahí todo suena muy bonito. Solo que al gobierno de doña Abelina López Rodríguez se le olvida una máxima: justicia es paz. El Estado es rector de la convivencia social, y basta con aplicar las leyes para lograr la gobernabilidad.

Pero, en Acapulco la ley es letra muerta.

Se desbaratan anunciando estrategias y anuncian con bombo y platillo, “Senderos de Paz” y programas como “Guerrero por la Paz”, mientras las calles de Acapulco permanecen a obscuras, pese al cobro de impuestos y la obligación legal del Ayuntamiento para mantener el alumbrado público em buenas condiciones, ¿senderos seguros?, ¿en cuál colonia del puerto?

Acapulco, después del huracán “Otis”, quedó sembrado de autos destrozados y con calles intransitables. El problema se agrava con la omisión de autoridades municipales que permiten que los propietarios de talleres mecánicos se apropien de los espacios públicos, en perjuicio de sus vecinos, que, no ven por ningún lado el objetivo del Guerrero por la Paz, pues lejos de que se reconstruya el tejido social, mediante la conciencia de los vecinos de respetar los derechos de los demás, los reparadores de autos ignoran el reglamento de Vía Pública, sin que haya poder humano que los meta en cintura, suscitando odios y rencores.

Hay calles, como la Tepic en la colonia Progreso, en donde los pleitos por los espacios para estacionar vehículos significan un verdadero polvorín para los que ahí viven, pero no es la única, hay muchas más, en Renacimiento, por ejemplo.

Y, lo mismo sucede en Costa Azul, en donde la fecundación de bares arrasa con la tranquilidad de los colonos que tienen que soportar música altisonante durante toda la noche y hasta altas horas de la mañana. Hay cantinas que terminan la pachanga hasta las 10 de la mañana, sin que la Dirección de Reglamentos diga "esta boca es mía", en zonas en donde el uso del suelo es residencial.

Así es, señora alcaldesa, para qué dar brincos estando el suelo tan parejo; basta con aplicar la ley y verá cómo esa responsabilidad ciudadana florece, y con bríos, porque sentirá el apoyo de sus autoridades que, cumplidoras de su obligación, demuestran que sus impuestos sí están trabajando, sin necesidad de que se organicen los ciudadanos para exigir que eso suceda, como lo están haciendo ya en la última de las colonias mencionadas.

He aquí solo tres ejemplos de cómo, el gobierno municipal puede contribuir a que, de verdad, de veritas, se forje la paz y la tranquilidad vecinal.

Mis mejores deseos por que se cumpla al pie de la letra el modelo de Justicia Cívica Acapulco, empezando por la primera autoridad.

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