Contra Abelina: Precedentes

Redacción
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Yo, ciudadano

Gustavo Martínez Castellanos

Acapulco; Guerrero, a 07 de mayo de 2025.- Las embestidas que enfrenta Abelina López, alcaldesa de Acapulco, por parte del gobierno del estado, un ciudadano llamado Ramiro y los medios, sientan un negro precedente de la vida democrática que MORENA prometió implantar en el país.

La conjugación de la ira de una gobernadora, una acusación cuyo fundamento es cuestionable y los medios masivos no significa democracia, significa linchamiento.

En primer lugar, es un linchamiento porque se ha hecho mucho ruido mediático al respecto. Este ruido es sólo eso, sonidos ilegibles que carecen de fundamento porque hasta ahora no se ha confirmado ninguna acusación de las que ya se hizo publicidad.

En segundo lugar, porque las denuncias del ciudadano Ramiro tampoco poseen pruebas, es decir, los resultados que arrojaría una investigación judicial o forense.

En tercer lugar, porque los medios todos, han visto que ha llegado el momento de vengarse de la alcaldesa en caso de que ella no haya cedido a sus presiones.

En cuarto lugar, porque en este caos han participado muchos elementos de desprestigio tales como bots y medios amañados o vendidos a aquellos actores políticos interesados en dinamitar la línea de flotación de la alcaldesa.

En quinto lugar, porque hay, en todo esto, un tremendo tufo a pelea sucia por los cargos de elección popular para los comicios de 2027 en los que se renovarán alcaldías, diputaciones y la gubernatura.

En sexto lugar, porque la reelección de Abelina encendió las alarmas de sus contrincantes políticos que buscan la gubernatura este 2027 o una senaduría en 2030, y

En séptimo lugar porque ni MORENA ni la federación han hecho llamamiento alguno para detener este estado de cosas que, al final de cuentas perjudica más a los acapulqueños y a los guerrerenses que a Abelina misma.

Hay un cómplice más en este linchamiento: la alcaldesa misma quien no ha querido o no ha sabido aclarar las cosas, pero eso no puede tomarse como un acto de autodestrucción sino como una limitación de la funcionaria: ella no atina a expresarse adecuadamente seguramente porque no atina a organizar adecuadamente sus ideas.

Y algo más, lo he dicho desde el principio: tiene pésimos asesores. Pésimos.

Unir todos estos factores no nos debe hacer pensar que en México se vive a plenitud una vida democrática, que gozamos de muchas libertades y menos aún que por esa vía, la del linchamiento, se puede llegar a arribar a cualquier acto de justicia.

Por decirlo de otro modo: es como si los vecinos del pueblito apartado le dieran una paliza al ladrón contumaz y que con eso se crea que la ley ha operado.

Nada de eso, este tipo de actos son otra forma de injusticia, son una expresión de extrema violencia y una clara falta de respeto a la ley.

¿Quién debería detener este negro circo en torno a la alcaldesa?

Pienso que, por principio de cuentas, el gobierno del estado.

Sin embargo, ya se puede ver que el gobierno del estado es quien lo ha iniciado y quien lo está animando.

En segundo lugar, pienso que quien debería detenerlo es la cámara de diputados como una verdadera Soberanía local. O el Tribunal Superior de Justicia del Estado o, ya en última instancia, la presidencia de la república, aunque MORENA también está indicado a llamar a concordia a sus militantes, sobre todo si son cabezas de gobierno.

Pero nadie, nadie hace nada por indagar qué está pasando y nadie se atreve a llamar a cordura y a establecer el imperio de la ley, ése cuya máxima establece que nadie es culpable hasta que se demuestra lo contrario. Nadie.

Este estado de cosas deja ver que o todos los actores capacitados para llamar al orden están también coludidos con quienes están linchando a la alcaldesa o, por otra parte, que a nadie le importa un bledo que actos de vandalismo político como éste tengan lugar.

Lo cual vulnera increíblemente lo que podría ser un modelo de vida auténticamente democrático en el que los problemas se diriman civilizadamente no a hachazos mediáticos.

Siendo este el estado de cosas, podemos anticipar que las elecciones de 2027 serán muy violentas. Pero esta vez no por causa del crimen organizado ni por la virulencia del resquemor de la oposición, sino por el modelo de lucha política que se está erigiendo en este momento en Guerrero en el que un grupo de MORENA violenta a otro grupo de MORENA.

Si alguien en MORENA puede ver esta advertencia y vislumbrar su vaticinio, podrá ver que la cruda realidad a la que ese instituto político se acerca es a la de una guerra civil ya que todo mundo está observando que no hay más ley que la del más fuerte.

La advertencia no es gratuita debido a los poderosos intereses que están en juego, a la aplastante presencia de familias enteras enquistadas en el partido y en el poder y, por si fuera poco, al atávico actuar de los caciques que como señores feudales se sienten amos y dueños de sus regiones y que no cejarán en hacer valer esos sus derechos, mismos que consideran de naturaleza divina.

El precedente de lo que el grupo de los Salgado (Félix y Evelyn) está asentando es que la feroz cacería que promueven en su coto privado sólo puede tener una réplica exacta: la del negrísimo poder que ostenta el narco en México.

Con el narco las cosas son muy esquemáticas: gana quien tiene el arma más grande y quien jamás se tienta el corazón.

La indiferencia de las entidades de control y de equilibrio ante el acoso contra Abelina está llamando a gritos un caos mayor: nadie, en casos así, es responsable de nada.

Sería bueno que esas instancias: congreso, cámara de diputados local, gobierno federal y Poder Judicial hagan un llamado a la cordura y le hagan ver a los agresores de la alcaldesa de Acapulco que así no se construye ni se fortalece un país, que eso que se está haciendo no es democracia y que tampoco se acerca ni por lo mínimo a la idea de Justicia en un país civilizado.

Hay que esperar a que las instancias correspondientes emitan un dictamen y a que se exhiban los resultados del mismo para que se pueda decir si la funcionaria ha cometido algún delito, si es culpable y cuál sería su castigo.

Porque también podría darse el caso de que esas instancias encuentren que no hay delito y, mientras tanto, los adversarios de Abelina, ya debilitaron la vida social y política del municipio y de la entidad y, de la misma manera, debilitaron la confianza en las instituciones y en la idea de la vida plenamente democrática que se comprometieron a construir.

Nos leemos en la crónica.

 

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