Marchas, ese vejestorio

Redacción
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Marcha 1968 CDMX
Yo, ciudadano

/GUSTAVO MARTÍNEZ CASTELLANOS

Las manifestaciones tumultuarias son un vejestorio. Se usaban en esos tiempos en los que los gobiernos controlaban la prensa, que era el único medio para visibilizar el termómetro social mismo que casi siempre era presentado marcando frío o templado, muy cerca del menos cero, aun cuando había represión, desempleo, hambruna y descontento generalizado.

En México, hay que añadir que incluso el voto libre y directo estaba bajo el control del Estado y los fraudes electorales estaban respaldados por los medios, el ejército e incluso la Iglesia.

Así, salir a marchar resultaba imperativo.

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Hoy, marchar es un acto de nostalgia, casi todo se arregla en las redes sociales o en las urnas.

Ahora lo que está de moda es bloquear, es decir, exacerbar los ánimos de los vecinos y transeúntes de un importante enclave poblacional o carretero para obligar a las autoridades a asistir a negociar.

El sábado 15 de noviembre, sin embargo, se realizaron ambos eventos en el zócalo de la ciudad de México a cuenta de una manifestación pacífica: la marcha de la autollamada Generación Z y un acto de exacerbación que, sin embargo, no buscaba obligar a las autoridades a salir a negociar con los rijosos sino que buscaba provocar a las fuerzas del orden a ejercer mano dura contra ellos.


Por eso, los miembros de este grupo violento, hoy reconocido como El bloque negro, llevaba cizañas para romper cadenas, sopletes y sierras para derribar vallas y el rostro cubierto para evitar ser identificados.

Parece ser que ellos contaban con que los policías que ellos mismos lastimaron e hirieron en la marcha del 02 de octubre quisieran tomar venganza y ejercieran uso excesivo de la fuerza, sin embargo, si esto se dio, la fuerza excesiva fue mínima porque los policías no llevaban armas de ninguna índole y sólo usaron su equipo de protección para responder a la agresión.

El resultado fue inédito en el historial de las manifestaciones de esta índole en México: policías y violentadores salieron heridos y a la vez se encuentran detenidos para deslindar responsabilidades, con una novedad: esta vez los violentadores no serán investigados y juzgados por vandalismo sino por homicidio en grado de tentativa. Esto tiene como base la virulencia de sus ataques contra la policía en la marcha del 02 de octubre.

De esta manera, en la marcha del 20 de noviembre, sabremos si las investigaciones fueron eficaces y si quienes fueron encontrados culpables van a sufrir penas realmente severas.


También sabremos, ese día 20, si el Bloque negro volverá a atacar o no, persuadidos sus miembros de que el gobierno esta vez no permitirá que sus policías sean agredidos impunemente.

El Estado, al menos el que está bajo el gobierno de Sheinbaum, tenía que encontrar una solución legal al problema de la violencia que generan ciertos grupos en el entorno de manifestaciones públicas pacíficas.

Con esta solución envía dos mensajes: quien lo desee puede continuar manifestándose libremente y, quien ejerza violencia en el entorno de cualquier manifestación será aprehendido y tratado como infractor con todo el peso de la ley.

No es el fin de las marchas, no es el fin de nuestras libertades, no es la praxis de un estado represor, es el actuar de un gobierno que por fin decidió escuchar los reclamos de miles de ciudadanos afectados en su persona y en sus bienes por aquellos que buscan a toda costa que el estado reprima para desacreditarse a sí mismo.

Sí, hay inseguridad. Si, el crimen organizado baña de sangre nuestras ciudades. Si, el régimen actual está en entredicho a causa de su cinismo al no arrastrar ante la justicia a sus elementos nocivos y sí, es verdad, nos mintieron otra vez, pero como ciudadanos no vamos a sacrificar los avances obtenidos para asistir a apuntalar las guerras personales o de grupo de ciertas entidades contra el gobierno.

Debemos continuar ejerciendo presión hasta que el gobierno limpie hasta donde le es posible su propio ser y para ello debemos preservar limpios e intactos los elementos legales de presión ciudadana: la prensa, las redes, los comicios y las marchas.

Sí, ese vejestorio.

Nos leemos en la crónica.

Acapulco, a 19 de noviembre de 2025

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