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Fotografías de Verónica Castrejón |
*A casi tres meses de la tragedia, aún hay embarcaciones rotas en la playa Manzanillo
/Verónica CASTREJÓN ROMÁN
Acapulco; Guerrero, a 19 de enero de 2024.
“¡Se lo tragaba todo el cabrón!”.
Así inició su comentario sobre su
experiencia con el mar encabritado por el OTIS, el pescador Martín Serrano.
Sus habilidosas manos montaban
anzuelos en cordeles mientras, desde su embarcación “El Tiburonero III”,
narraba los hechos.
Experimentados en esas cosas de
la mar, resintieron cómo, el oleaje impedía que los peces mordieran el anzuelo;
“los jalaba, se lo tragaba todo y ya qué pues, para qué pelear, no podíamos
contra eso”.
Así que decidieron ir a
refugiarse en sus casas.
Las noticias del huracán les
habían llegado como a todos, pero como todos, nadie pensó que el viento fuera a
ser tan cruel.
Parado, dentro de su embarcación,
preparaba los arreos para la pesca en línea, como llaman al sistema que aplican
para la captura de peces.
-¿Y cómo le fue de pesca hoy?- fue
la pregunta que inició la conversación con un alma costeña que no se rinde, que
no quedó con miedo a navegar.
-Así -, dijo, juntando los dedos en
señal de Ok, y completando el signo con información:
300 kilos de peces; merlines,
dorados y barriletes que vende al otro día ahí, en la Playa Manzanillo que fue
remodelada por el exgobernador, Héctor Astudillo Flores, para el disfrute de
bañistas y que hoy, a casi tres meses de la tragedia, aún no olvida al OTIS;
embarcaciones rotas descansan de su desgracia sobre la arena tibia de esa playa
tranquila.
Martín cuenta que como todos los días salieron a
pescar a las 8 de la noche; pero cuando vieron el carácter difícil del mar,
decidieron regresar.
-Le corrimos, dijo.
Pero no, dice que no tiene miedo,
que hay que conocer a Acapulco y que hace cien años hubo en el puerto un
Tsunami que causó devastación y mencionó fotografías que así lo ilustran.
-Esa noche nos llamaron que fuéramos a cuidar las embarcaciones; pero, ¿quién pues iba a salir con esa lluvia y ese viento?, nos contó.
Enseguida explicó que antes de que el huracán pegara en este puerto, se sabía que iba hacia la Costa Grande, pero que el mar les avisaba que ya estaba causando estragos más adentro y que su ruta era hacia Acapulco.
-Aquí hubo muchos muertos, dijo
otro pescador cercano a don Martín Serrano.
-¿Aquí, dónde?
-Desde esos dos edificios, dijo,
señalando dos altas torres, de una de las cuales no quedó más que el
esqueleto y que se divisan desde el
malecón de la playa Manzanillo, al fondo a la derecha, en lo alto del cerro.
Agregó que muchos de sus
compañeros lo vieron y así lo platicaron al otro día. Y aunque no ha visto
fotografías del hecho, “porque ese día, ¿cómo o con qué?” así lo denuncia: “Sí,
si hubo muchos muertos”.
Don Martín explicó cómo es la pesca
en línea: Colocan anzuelos en cordeles y luego los atan a flotadores: botellas
de plástico pintadas con colores chillantes. Salen a navegar y las van
aventando al mar, amarradas a una cuerda gruesa; después de determinado tiempo,
las sacan del fondo marino con el fruto atorado en los anzuelos.
-¿Y qué pone de carnada?, le
preguntamos.
-Según mi fe, dijo; desde calamar
y camarón hasta ojotón; según mi fe…
Sale a las 8 de la noche y
regresa a las 3 de la mañana.